En una era obsesionada con la estética, la sonrisa perfecta se ha convertido en una meta codiciada.
POR: VIVIANA MARCELA SÁNCHEZ ALVARADO. Odontologa, Especialista en Gerencia de Calidad y Auditoría en Salud.
Detrás de esta búsqueda superficial, se esconde una realidad más profunda y significativa: la salud oral es mucho más que una cuestión de apariencia. Los buenos hábitos de higiene, una alimentación adecuada y la educación en salud oral desempeñan un papel crucial en nuestra calidad de vida, evitando enfermedades como la caries dental y la enfermedad periodontal, que pueden resultar en la pérdida prematura de dientes temporales y permanentes.
Desde una edad temprana, los padres deben entender la importancia de acompañar a sus hijos a citas de control con profesionales de la salud oral. Es esencial garantizar la erupción adecuada de los dientes temporales y fomentar una buena alimentación para un desarrollo óptimo de los maxilares y una correcta función de deglución. Muchos desconocen que los dientes temporales no solo son simples sustitutos, sino que cumplen funciones cruciales, como mantener el espacio para los dientes permanentes y contribuir al desarrollo del habla y la masticación.
A pesar de los esfuerzos del Ministerio de Salud y Protección Social y otras instituciones de salud, como las IPS, EPS y ESE, la participación en iniciativas de promoción y prevención en salud oral sigue siendo baja. Actividades como la aplicación de flúor en barniz a niños son subutilizadas debido al desconocimiento de los beneficios que conlleva este procedimiento. Es fundamental dirigir más recursos y esfuerzos hacia la promoción y prevención desde la infancia, en lugar de simplemente tratar las consecuencias de una mala salud oral.
Es alarmante la normalización de problemas como las caries de biberón en los niños, lo que refleja una falta de conciencia sobre la importancia de la higiene oral y el cuidado adecuado desde una edad temprana. Se necesita una mayor educación desde las instituciones y un mayor compromiso de los padres para inculcar una cultura de prevención de la enfermedad oral.
Quizás lo que realmente necesitamos son profesionales de la salud oral más empáticos, que no solo se enfoquen en el tratamiento, sino que también eduquen a los padres y cuidadores sobre la importancia de la salud oral desde una perspectiva holística. Promover visitas regulares al dentista cada seis meses debería ser una práctica común, al igual que familiarizarse con las herramientas disponibles para garantizar servicios de calidad y promover la salud en lugar de simplemente tratar la enfermedad.
En última instancia, la sonrisa es mucho más que un accesorio estético; es un reflejo de nuestra salud y bienestar general. Cuidar de nuestra salud oral no debería ser visto como una vanidad, sino como una prioridad para una vida plena y saludable. Hagamos de la salud oral una prioridad y trabajemos juntos para construir sonrisas saludables y felices en todas las etapas de la vida.