La oscura noche en el barrio Santa Isabel, al sur de Neiva, se iluminó con velas encendidas y corazones compungidos mientras la comunidad se unía en una emotiva velatón.
Este acto conmovedor sirvió como tributo a las ocho almas que perdieron la vida en el desgarrador incendio que asoló la madrugada del viernes anterior. Familias enteras, vecinos y amigos se congregaron para expresar su solidaridad, compartiendo el pesar colectivo que ha dejado una profunda huella en la ciudad.
Detrás de las llamas que consumieron hogares y vidas, emerge un relato humano de ilusiones, sueños y metas truncadas. Las víctimas, seres llenos de esperanza y aspiraciones, se convierten en el centro de este homenaje, recordándonos la fragilidad de la existencia y la importancia de la solidaridad comunitaria en tiempos de adversidad. La velatón no solo fue un tributo a los caídos, sino también un recordatorio de la fortaleza que puede surgir de la unión en momentos difíciles.